Covid-19: Influenza

No bajemos la guardia ante la amenaza de la influenza durante la pandemia de COVID-19

La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto sin precedentes en los seres humanos y la sociedad y, por lo tanto, en la dinámica de las enfermedades infecciosas humanas, en particular sobre una de las enfermedades endémicas de gran impacto global como es la influenza.

Las intervenciones no farmacológicas tales como el confinamiento y el distanciamiento social, dieron como resultado la reducción de los viajes locales e internacionales, el cierre de escuelas, y probablemente, como ha ocurrido con otros virus respiratorios, la interferencia del coronavirus SARS CoV-2 lo que en conjunto ha desempeñado un papel importante en la reducción de la circulación del virus de la influenza humana.

Desde abril de 2020, la circulación mundial de influenza se redujo notablemente; sin embargo, todavía está presente en varios países. A medida que los países se acercan a altos niveles de inmunidad a través de la vacunación y/o infección por COVID-19, la movilización de personas ha ido en aumento y es probable que el mayor movimiento humano aumente el riesgo de introducción y propagación de la influenza y otras enfermedades respiratorias desde los países donde circulan este virus.

Algo muy importante de resaltar es que la reducción en la exposición al virus de la influenza puede incrementar aún más la susceptibilidad de la población a las nuevas variantes, ya que sabemos, los virus mutan, lo que provocaría brotes epidémicos más extensos.

Una lección importante de cuán rápido puede ocurrir el resurgimiento de una enfermedad respiratoria se observó recientemente en Australia con otro virus de gran importancia desde el punto de vista de morbimortalidad, tal como lo es el virus sincicial respiratorio (VSR).

Desde una perspectiva clínica y de salud pública, la carga sobre los sistemas de salud debido a las epidemias de cualquiera de los virus por sí solo, por no hablar de las epidemias superpuestas, sigue siendo una amenaza creíble. Por lo tanto, sin intervención, el potencial de una “sindemia“, un término acuñado para describir epidemias sinérgicas, debido a la co-circulación de influenza y COVID-19 es una realidad grave, especialmente a medida que se relajen las medidas sociales y de salud pública.

La presencia de dos infecciones respiratorias que podrían no ser distinguibles por signos clínicos también es importante para el manejo de la enfermedad. La identificación correcta del virus infeccioso es fundamental para obtener orientación con respecto al tratamiento, el aislamiento y la cuarentena.

Por otro lado, los niños en especial podrían tener una mayor vulnerabilidad, ya que ahora se han perdido casi 2 años de las interacciones normales que estimulan la inmunidad, y los adultos habrán visto también disminuir su inmunidad.

Un trabajo reciente realizado en la región noreste de Brasil sobre coinfección COVID-19 (variante ómicron) con un brote epidémico local de Influenza H3N2 nos ilustra claramente lo anteriormente explicado, en donde, las altas tasas de vacunación para SARS-CoV2 en muchos estados brasileños, incluidos Río de Janeiro y Bahía, han llevado a la reducción en el uso de medidas preventivas no farmacológicas como mascarillas, restricciones de reuniones masivas, entre otras.

La población de estas localidades tiende a volverse más flexible e incluso negligente con las medidas preventivas no farmacológicas debido al largo período de restricciones y condiciones socioeconómicas.

Estos factores pueden haber sido la razón principal que aceleró el ritmo de los brotes e incluso la situación epidémica de Influenza en algunos estados y regiones de Brasil, requiriendo acciones y campañas masivas de vacunación contra Influenza para evitar el colapso de los sistemas de salud pública que se están recuperando de los esfuerzos realizados contra el COVID-19.

El Perú, no dejó de ser ajeno a dicha situación, ya que, siendo un país vecino, se lograron exportar casos y generar un brote epidémico local en la región de Iquitos. Dicha situación pudo ser controlada en nuestro país con rápidas medidas adoptadas de identificación y aislamiento de casos más una campaña de vacunación contra influenza de manera simultánea a la vacunación contra COVID-19.

Esta decisión de salud pública no se basó en nuevas pruebas de ensayos clínicos, sino en la experiencia de seguridad acumulada de las vacunas COVID-19 actualmente autorizadas, aunque en un período de tiempo relativamente corto, y la experiencia previa de administración segura y eficaz de múltiples antígenos simultáneamente.

Por lo tanto, como la amenaza de influenza siempre está presente y ahora es más probable que regrese, la vacunación contra la influenza sigue siendo la mejor manera de prevenir la infección. Así que, una vez más, ¡PON EL HOMBRO PARA ESTAR PROTEGIDO!

Dr. Rafael Reaño Ortega

Dr. Rafael Reaño Ortega

Neumólogo